EZQUIZOFRENIA

OMEGA 3 Y ESQUIZOFRENIA

Diversos estudios, clínicos y básicos, han demostrado que una alimentación equilibrada, rica en ácidos Omega 3, y el ejercicio físico regular mejoran la progresión del paciente con esquizofrenia. El equipo de José Antonio Villegas ha realizado un meta análisis sobre estos trabajos.

"La información de los estudios publicados es tan copiosa que a veces no hay tiempo para digerirla. Por eso, hemos optado por hacer un ejercicio reflexivo: filtramos los últimos trabajos que relacionan la nutrición con la enfermedad mental y los interpretamos desde el rigor científico, basándonos en nuestra experiencia dentro del campo de la alimentación aplicada al alto rendimiento", relata José Antonio Villegas, director de la Cátedra de Fisiología del Ejercicio de la Universidad Católica de Murcia.

Las conclusiones de este metaanálisis, que se han publicado en la revista Toxicología, apuntan que una reducción de los azúcares simples de la dieta y, especialmente, un incremento de los ácidos grasos Omega 3 pueden mejorar la evolución de los pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar. "El hombre ha pasado de una alimentación como recolector y cazador, a otra en la que predominan las grasas saturadas en desventaja con respecto a los omega 3. Ha sido un cambio brusco que no ha permitido modificar la información genética de la especie, dejándola necesitada de una ingesta alta de Omega 3 , argumenta Villegas. Para verificar esta hipótesis, el especialista ha realizado una revisión exhaustiva de las publicaciones médicas de los últimos dieciséis años.

"El resultado es un incremento notable de los desórdenes mentales en las poblaciones del círculo polar ártico, cuya dieta ha pasado en pocos años de una ingesta muy alta en estos ácidos a otra occidentalizada, tal como refleja por ejemplo el estudio de Nancy McGrath-Hanna, de 2003". La explicación bioquímica en otros trabajos básicos alude a las alteraciones en los fosfolípidos de la membrana celular como causa de la modificación de la respuesta a los neurotransmisores.

"Por otro lado, David Horrobin ha probado que los pacientes que reciben dosis específicas de Omega 3 experimentan una mejoría constatable. Desde la perspectiva epidemiológica, bioquímica y clínica se ha confirmado la eficacia de este tipo de dieta; probablemente, el reto actual es realizar estudios más amplios para determinar en qué cantidades es beneficiosa esta sustancia; de hecho, podría suceder que en dosis más altas los omega 3 supusieran una alternativa al tratamiento de ciertas enfermedades mentales, aunque esto aún no se ha demostrado". Y otro reto importante: "Aún no ha calado en la práctica clínica el papel de la alimentación en la enfermedad mental; esto es lo que nos gustaría transmitir".

(Toxicología 2004; 2-8).

Intenso, regular y aeróbico
En otro metaanálisis, el equipo de Villegas llama la atención sobre los beneficios que el ejercicio físico regular y razonablemente intenso produce sobre los pacientes con alteraciones mentales, concretamente en el trastorno bipolar y la esquizofrenia. "Sabemos que la actividad física ejerce un efecto beneficioso en los factores neurotróficos y que aumenta las proteínas de shock térmico (heat shock protein o hsp, en inglés). Una de éstas, la Hsp-70, puede interactuar con proteínas apoptósicas incluyendo las caspasas y modificar su función. Trabajos como el de Daniel H. Lowenstein ya aludían en 1991 a la protección de los procesos neurodegenerativos que ofrecían las Hsp y posteriormente, en estudios más directos, como el de Luigi Ravagnan, de 2001, se encontró una relación entre estas proteínas y las caspasas como proteínas apoptósicas. Más recientemente aún, se ha comprobado que sesenta minutos diarios de ejercicio aeróbico durante al menos diez semanas aumentaban las Hsp-70 hasta un 500 por ciento", recuerda el investigador.

La clave, según se deduce de los trabajos analizados, se encuentra en que el ejercicio sea aeróbico, tenga una intensidad de moderada a fuerte y se practique de forma regular, por lo menos tres veces a la semana. "Los beneficios de la actividad física sobre la enfermedad mental sólo se han constatado bajo estas condiciones, nada que ver con el paseo diario. Sin embargo, a pesar de la evidencia, el colectivo de los enfermos mentales no practica el suficiente ejercicio".

Fuente: Diariomedico.com

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